viernes, 26 de noviembre de 2010

Demasiada presión

Desobedeciendo las máximas del periodismo actual, que establecen que la información debe ser inmediata, me dispuse a postear esta añeja crónica de tan solo cinco días de antiguedad. A riesgo de caer bajo el dedo acusador de Pablo Cheb Terrab, tomé las riendas de mi alborotada empresa y empecé a escribir sin miramientos.

El domingo 21 de noviembre las 19:10 se vivió un partido clave para el desarrollo del torneo argentino. Vélez, con 30 puntos, era potencial puntero del torneo y visitaba a Gimnasia de la Plata. Las malas lenguas indicaban que Gimnasia se dejaría perder para perjudicar a Estudiantes.

La mayoría de las miradas estaban puestas en Santiago Silva, el charrúa que más se hace notar en el fútbol argentino. El delantero llegaba como goleador del torneo junto al Burrito Martínez, su compañero en el ataque velezano.

Los desvaríos de la AFA para confeccionar el fixture depositaron a Vélez  en el último horario del domingo, a jugar con la presión de saber que Estudiantes ya había ganado su partido el sábado. De no obtener la victoria el elenco dirigido por Ricardo Gareca resignaría la punta del Apertura 2010 argentino.

El artillero uruguayo apareció con su dantesco perfil en la cancha de Gimnasia, su ex equipo. Desde la tribuna local hubo una tibia bienvenida. La mayoría de la parcialidad se mostró indiferente, se escucharon algunos aplausos y, como siempre que un jugador retorna a un club de su pasado, algunos murmullos.

"No se te ocurra meterla hoy", advertía un hombre que parecía carcomido por los años, mientras se hamacaba en el alambrado del estadio del Bosque. Un individuo en cuero miraba para la tribuna dándole la espalda a la cancha, al tiempo que se tomaba la panza, quizás porque el tradicional chori de cada domingo le había caído mal.

Cuando el partido comenzó se pudo percibir cierto nerviosismo en el pelado goleador y en todo el conjunto velezano. A pesar de que en los primeros minutos Vélez parecía llevarse por delante a Gimnasia, el correr de los minutos llenó de impaciencia a los de Liniers.

Santiago Silva encaraba a la defensa local con garra y un optimismo a prueba de balas de cañón. La clásica vena, que toma protagonismo en su calvo cuero cabelludo cuando las cosas no salen, estaba a punto de estallar. La cara de asesino serial y los dientes apretados evidenciaban la concentración que Silva depositaba en cada jugada

El delantero ensayó varias piruetas en busca del ansiado gol. Una defectuosa chilena deposito la pelota un par de metros por arriba del travesaño, en una de esas acrobacias que dan gracia pero que si se transforman en gol dejan estupefacto al público presente. Desde el paravalanchas de la tribuna local, conocida como "la del Bosque", se escuchó una risueña acotación: "Desde cuando te sale eso".

Sobre los 27 minutos del segundo tiempo Silva bajó unos metros para robar la pelota y fabricar su propia situación de peligro. Pero el incisivo delantero quedó clavado como una estaca al ver que, otra vez, su disparo pasaba por encima del horizontal.

Minutos más tarde Jonathan Cristaldo envió un centro por encima del arquero Fernando Monetti. Silva se lanzó heroicamente en busca del esférico pero un oportuno rechazo de Pablo Fontanello salvo a Gimnasia. El charrúa quedó tendido contra las cuerdas en el fondo de la red, por la vehemencia con la que fue a buscar la pelota. El partido terminó 0 a 0. El pintoresco personaje del ataque velezano dio respiro a las redes, al menos por esta fecha.

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