lunes, 18 de octubre de 2010

Leyendas charrúas: Hoy Schiaffino y Ghiggia, la pareja goleadora del maracanázo

Juan Alberto Schiafinno  y Alcides Ghiggia fueron los autores de los goles en la mítica final del Mundial 1950. Ambos cristalizaron en la red los sueños charrúas e hicieron real lo que era una utopía. Se consumó una victoria, que sólo podía caber en alguna mente poseedora de un optimismo inmortal. Se quebró el aire del estadio más imponente del mundo.

Juan Alberto Schiaffino es considerado uno de los más grande futbolistas uruguayos de la historia. El Pepe fue el mejor jugador del Mundial 1950 y cuatro años más tarde integraría la selección uruguaya que logró el cuarto lugar en el Mundial de Suiza 1954. Ganó cuatro títulos locales con Peñarol y tres  scudettos con el Milan, en donde lo califican como “el mejor jugador extranjero en la historia del club”.

Alcides Ghiggia fue un gran delantero que hizo delirar aficionados en el fútbol uruguayo y en la seria A de Italia. Dejó su huella por la fantasía de algunas de sus jugadas. Por su histórico gol contra Brasil afirmó:”sólo tres personas han logrado silenciar el maracaná, El Papa, Frank Sinatra y yo”.

Ambos formaron parte de la llamada Escuadrilla de la muerte en 1949, considerada la mejor formación de la historia de Peñarol. Sus carreras tuvieron destinos parecidos ya que los dos jugaron para Peñarol, Milan y Roma.

En la final del Mundial de Brasil 1950 Uruguay se jugaba una parada casi imposible frente al dueño de casa. Ghiggia llevaba señalados 3 tantos en la Copa y Schiaffino 2. Con el partido 1-0 abajo, y con la necesidad de señalar dos goles para adueñarse de la Jules Rimet, el partido se hacía cuesta arriba para los charrúas.

Pero en el minuto 21 Ghiggia realizó una gran jugada por el andarivel derecho y colocó un centro a rastrón para que Schiafinno definiera arriba, al primer palo del arquero Barbosa, y marque el empate de la Celeste. Fue el gol que abrió el camino de la hazaña.

Aún con el empate los cariocas se quedaban con la Copa, pero una corrida de Ghiggia que culminó con un remate bajo, cambió la historia. El épico tiro besó el mismo palo donde había sido el primer tanto uruguayo y se introdujo en el arco del desconsolado arquero brasilero.

La dupla tuvo una importancia  fundamental en la concepción del maracanázo. Ambos serán  recordados por haber dado vuelta el histórico y mítico partido que le dio a Uruguay su segunda Copa.

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