lunes, 8 de noviembre de 2010

Leyendas charrúas: Hoy Héctor Scarone


Héctor Scarone fue un jugador de trascendencia sideral para el fútbol uruguayo. Era llamado el Mago. Su calidad inconmensurable llevó a la celeste a la cima del mundo. Fue un entreala izquierdo letal en las décadas de las décadas de 1920 y 1930. 

Consiguió el Mundial de 1930 y las medallas de oro en los juegos olímpicos de París 1924 y Amsterdam1928. Además logró la Copa América las cuatro veces que la disputó. En su querido Nacional obtuvo siete veces el torneo local.

Fue un símbolo del fútbol de antaño y del espíritu amateur. Las crónicas de la época aseguran que antes de los juego olímpicos de 1928 el Mago recibió una jugosa oferta para integrar las filas del Barcelona. Héctor Scarone rechazó la propuesta porque sabía que si firmaba el contrato profesional seguramente tendría que resignar su participación en el inminente torneo olímpico para la selección charrúa. Lo que para Héctor siginificaba “la muerte”.

Fue dueño de una fuerza de voluntad a prueba de todo. A los 15 años fue rechazado por Nacional de Montevideo en una prueba por no poseer el físico adecuado. Sin embargo, lejos de apichonarse, Scarone tomó la negativa como una afrenta. El Mago dedicó un año entero a trabajos  en el gimnasio y, un año más tarde, fue aceptado en el Bolso, el club de sus amores.

A Héctor Scarone se le adjudica la invención de la pared, en co-producción con el goleador Pedro Perucho Petrone. El Mago era tan guapo que jugaba a que le tiren centros y embocarla con la cabeza o los pies dentro de un sombrero previamente colocado en la copa de un árbol. Su calidad era tal que se divertía apuntando hacía una escalera y rematando en orden a los tres primeros escalones varias veces, sin errar la secuencia.

Héctor Scarone dejó su huella en el fútbol de Uruguay y del mundo por la fantasía que derrochaba en cada jugada. Por su maestría fue llamado “el Gardel dél fútbol”. Ya retirado, el mismo Mago arrojó una frase sobre esa mítica selección charrúa que podría formar parte del mejor de los tangos: “Éramos jóvenes, jugábamos fútbol y éramos invencibles”.

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